Y botijero no se podía olvidar de Fray Leopoldo de Alpandeire, que nos espera en la Plaza, como un fiel amigo que siempre acude a su cita.
Dicen los que más lo conocen, que está algo triste ya que al acabarse el colegio, se perderá el trasiego infantil de niños, pero que ya cuenta las horas para presenciar desde su pedestal privilegiado la salida de la Virgen de la Alegría.
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