domingo, 29 de marzo de 2009

Y tras el túnel, la cuesta más empinada

El domingo 29 de marzo subió por segunda vez el Medinaceli al Asilo de los Ángeles, donde era esperado por todos los ancianos del centro asistencial. Tras la misa de 10.30 se formó una comitiva de unas 50 personas que portaban cirios, mientras se iba rezando la Coronilla de la Divina Misericordia así como el Via Crucis, con sus 14 Estaciones.


El trono fue portado por 12 personas, unas pequeñas andas iluminadas por cuatro tulipas de cera morada en las esquinas, con un exorno floral variado, predominando el rojo y el morado. El Cristo iba ataviado con la peluca y corona antiguas, ya que las nuevas se dejan para la procesión del Viernes de Dolores. Escasísimo público durante el recorrido, que se realizó en poco más de hora y media, con la novedad de pasar por dentro del jardín de la Pz. Conde Ferrería.


La ausencia de música hace, por otro lado, que se pase casi de incognito por algunos lugares, lo que otorga al acto un intimismo especial, hecho que puede enfocarse desde muchos puntos de vista, claro. Se llegó a lo alto sobre las 12.45, donde Luis Plaza nos recibió con unas emotivas palabras, y al igual que en las subidas de la Virgen, un residente militar, ataviado con todas sus galas dió las órdenes de levantar las andas, mientras sonaban las campanas del recinto.

Como novedad, en el Asilo hay una exposición de tronos en miniatura así como destacar la presencia del Cristo Resucitado de los Ángeles. El regreso tendrá lugar el Jueves de Pasión a partir de las 6 de la tarde, para llegar al tinglao sobre las 8, más o menos.
















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