Uno de los elementos más absurdos en cualquier fiesta es el confeti, tonto hasta en su propio nombre, ya que desdice del dulce arte de la confitería. Las serpentinas de papel son efímeras y ensucian además de liarse en los pies del viandante y peor suerte corren si se mojan en un charco ya que entonces su decadencia es suprema.
Complicado el lanzamiento de una serpentina multicolor, bien desde altura o bien a ras de suelo por algún individuo con matasuegras y gorrito imposible de describir.
Desde el Hotel Larios lanzaron esta serpentina morada que se enganchó en el bronce conmemorativo de la Bendición del Nazareno. Morado sobre morado en un símbolo de lo eterno y lo efímero.
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