martes, 28 de octubre de 2008

Maldita lluvia
















Está claro que el aparcamiento de los Mártires ha adquirido una nueva dimensión, desde el momento en que sirvió de cobijo al expirante Crucificado de la Agonía. Cuando pasemos dentro de x años por ahí, comentaremos o pensaremos cómo por unos momentos el mobiliario urbano sirvió de inesperado aliado en el solemne discurrir de una cortejo procesional.

Siempre cometemos el error de pensar que todo el mundo es cofrade o le gustan las hermandades. ¿Os imagináis la cara de algun usuario del parking al encontrarse estas estampas cuando iba a recoger su coche? Y encima, el reloj corriendo en su contra, jeje.




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