En pasadas fechas se ha intentado corregir, en parte, esta situación con la ampliación del mosaico con el añadido de un contorno de 20 azulejos en tonalidad roja que amplian todo el conjunto a lo que se le une una moldura en color marrón que lo enmarca.
Esta actuación, que demuestra la importancia de conocer de antemano la futura ubicación de cualquier pieza y como el tamaño debe adecuarse a este hecho, viene a coincidir con la flamante apertura del Museo del Vidrio de Málaga, en un entorno degradado durante muchos años y que poco a poco va viendo la luz junto a la Parroquia de San Felipe Neri, destacando en este recién restaurado edificio las pinturas murales tan típicas en la Málaga barroca.



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