El pirateo (como le gusta decir al amigo Quiñones en base a una frase de D. Felipe Reina) se daba un año más cita en los altares del Corpus. El altar de San Andrés es ya todo un clásico desde el año en que Miguel se empeñó en montar algo digno que fuese representación de su barrio y conseguía que muchas "marías" cogieran el autobús y bajasen a verlo.
De regreso este año me lo topo cortando el pan que había estado en el altar, ya que estaban recogiendo con un calor de justicia. Un pan cateto muy bueno del barrio, y allí él con su cuchillo me corta un buen trozo que le da a mi señora.
"Esto con aceite está de escándalo".
Miguel, genio y figura.
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