José Manuel Leiva. La Opinión de Málaga
Málaga Por cuarto año consecutivo tuvo lugar la procesión de la Virgen del Sol, por el barrio malagueño de la Paz. Esta iniciativa surge de la unión entre el polifacético cofrade Juan Manuel Sánchez Quiñones, presidente y alma mater de la tertulia ‘El Monaguillo’, y la Peña la Paz, ante la negativa del párroco de la iglesia de la Natividad a acoger en su seno el culto a esta imagen gloriosa.
La Virgen del Sol es una talla de tamaño académico y autoría anónima de gran belleza, propiedad de Quiñones, que en próximas fechas se venerará al culto en una capilla callejera anexa a las dependencias de la entidad recreativa y que en alguna ocasión ha presidido altares para el Corpus, como este mismo año.
Es curioso cómo la dedicación de la parroquia del barrio, como de la Natividad, es en cierta medida, una simbología de la negación de acoger a María antes de dar a luz, de ahí que la peña pueda simbolizar el humilde pesebre donde nació el Hijo de Dios.
La procesión de este 2009 se ha adelantado del sabado al viernes, en concreto el día 19 de junio, ya que hay mucho más ambiente en el barrio y ha contado con la presencia musical de la Banda Municipal de Álora, que interpretó un escogido repertorio de composiciones alegres, comenzando con la ‘Malagueña Virgen de la Paloma’, que acompasó el paso de los hombres y mujeres de trono, que vestían para la ocasión túnicas cedidas por la hermandad de la Estrella.
Además, de la cofradía perchelera, participaron corporativamente miembros de las Asociaciones de Jesús de los Niños, del vecino barrio de San Andrés, que asimismo aportó las andas para procesionar a la Virgen, además de directivos de otras asociaciones vecinas, como son la Encarnación, de Dos Hermanas; y Lágrimas del Carmen, de Huelin.
Además, hay que resaltar la colaboración en el montaje del trono de la Confraternidad de Llagas en el Hombro y Buena Fe, del barrio del Perchel.
En la comitiva figuraron una veintena de señoras ataviadas con trajes regionales, antecediendo a un sencillo trono para cuatro varales que iba exornado con claveles y gladiolos blancos, y que estrenaba cuatro candelabros en las esquinas, a la antigua usanza del primer cuarto del siglo XX, así como otro candelabro para siete de brazos a los pies de la Señora, que lucía nuevo ajuar donado por una devota.
Es notorio la estampa con la ráfaga que recubre a la Virgen, el típico 8, así como la media luna a los pies y los ángeles sosteniendo rosarios, sin duda en una puesta en escena que se va consolidando pese a no tener a un grupo cofrade tras ella.
Comentan los responsables de la procesión que el cambio de jornada ha sido todo un acierto, ya que hubo mucho más público y así la Virgen del Sol se convierte más aún en el contrapunto glorioso y festivo al sobrio discurrir de la Virgen Mediadora en la noche del Viernes de Dolores.
La procesión del Sol propició muchas estampas curiosas, pero sobre todas ellas, una que debe hacer reflexionar, como es el paso de la comitiva ante la parroquia de la Natividad, abierta pero sin ninguna representación en su puerta.
Ante esta imagen pueden llegarse a muchas conclusiones, pero evidentemente algo falla para que exista una disociación tan patente de la cual el barrio no es ajeno, oyendo los comentarios de muchos vecinos en contra de este desplante a la Madre de Dios.
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